lunes, 27 de septiembre de 2010

154. Asylum, el libro.


El otoño ha llegado, el curso empezado y me temo que hay que ponerse otra vez delante del ordenador a descubrir nuevas perspectivas, más o menos fotogénicas, de la psiquiatría y otras ciencias afines. Pensando como retomar la tarea me he acordado de lo que seguirá a continuación, que ya hace tiempo tenía pendiente en la recámara y sin darme cuenta lo había ido posponiendo. En realidad, pensaba hacerlo ya hace un año, cuando me enteré de la publicación del libro que la motiva: Asylum. Inside the Closed World of State Mental Hospitals de Christopher Payne, considerado uno de los 100 mejores libros de 2009 por los editores de Amazon, siendo el segundo en la sección de Artes y Fotografía.

Se trata de uno de esos libros grandotes, de tapas duras y papel brillante. De edición cuidada y en la que abundan las fotos, en blanco y negro y color. Estas fueron tomadas por Christopher Payne, fotógrafo neoyorkino con un especial interés en la documentación de la arquitectura en riesgo de desaparición y paisajes industriales. Además, a las imágenes, primorosamente impresas, precede un breve ensayo de Oliver Sacks, el neurólogo aquel que nos contó el extraño caso de uno que tomó a su esposa por un sombrero.

A la hora de hablar de los actualmente denostados hospitales psiquiátricos, el punto de vista alternativo de Sacks se resume en el inicio de su texto, cuando cita el caso de Anna Agnew que, juzgada como loca en 1878, fue ingresada en el Hospital de Indiana donde encontró cierto alivio y refugio frente a sus propios fantasmas, sintiéndose allí contenida y de alguna forma entendida: “No me reconcilié con la vida, sino que mi infeliz condición mental fue entendida y tratada de manera acorde… Fui tratada como una loca, una gentileza que no se me había mostrado hasta entonces, fue el Dr. Hester la primera persona suficientemente amable como para responder a mi pregunta: ¿estoy loca?, Sí señora, y muy loca… Pero -continuó- intentaremos ayudarle todo lo que podamos y nuestra esperanza particular para usted es la reclusión en este lugar”… “Este lugar me recuerda a un gran reloj, con su perfecta regularidad y suavidad en el funcionamiento. El sistema es perfecto, nuestro menú es excelente y variado, como en cualquier familia bien organizada. Nos retiramos con el timbre del teléfono a las ocho en punto, y una hora después, hay oscuridad y silencio… por todo este vasto edificio”. Es decir, un texto que rescata el aspecto de refugio y protección, en definitiva asilo, para las que estas instituciones supuestamente fueron creadas.

A partir de la premisa anterior, el neurólogo hace referencia al devenir de los hospitales construidos en Estados Unidos desde principios del s. XIX, muchos de ellos edificados con aires palaciegos (al menos externamente) y que progresivamente fueron creciendo y masificándose hasta convertirse en pequeñas comunidades encerradas en si mismas, con poblaciones que llegaron a las 14.000 almas como fue el caso del Pilgrim State Hospital de Long Island.

Para Sacks, aun en los años 50 del pasado siglo, cuando las condiciones en los hospitales estatales fueron desastrosas, todavía se podía encontrar en ellos algunos aspectos positivos en la vida asilar. A menudo, escribe, incluso en los peores hospitales se podían encontrar pequeños nichos de decencia humana, de vida y amabilidad. La desinstitucionalización sacó a muchos pacientes a la calle sin recursos alternativos obligándoles a vivir en la calle, y es frente a la dureza y precariedad de la vida en la calle lo que Sacks rescata de esa vida intrainstitucional.

El trabajo de Payne ha sido precisamente dejar constancia de la decadencia y ruina de la magnificente arquitectura con la que se construyeron muchos de aquellos hospitales, la mayoría de ellos conocidos por “Kirkbrides” en referencia al psiquiatra que los inspiró desde la perspectiva del llamado “tratamiento moral” (¡y a quien ya conocemos de una de las primeras entradas del blog por sus intereses psiquifoteros!). Para ello, primero nos presenta una cumplida serie de postales de época que nos retrotraen a los años de su apogeo y esplendor, para seguir con sus propias instantáneas tomadas en los exteriores de unos 70 hospitales, en estos momentos abandonados, que visitó entre 2002 a 2008 a lo largo y ancho de 30 estados norteamericanos.

Un abandono que Christopher Payne atribuye tanto a la aparición de los fármacos psicotropos, como al cambio de modelo asistencial hacia los cuidados comunitarios. Pero también a otros motivos menos evidentes como aquellos derivados una serie de fallos judiciales como fue el “caso de Wyatt v. Stickney”, por el que se sancionó el derecho de los pacientes al tratamiento y a unos estándares mínimos en los cuidados. Este planteamiento, a la larga, despojó a los hospitales del trabajo realizado por los propios pacientes, fundamental para su funcionamiento y mantenimiento diario, así como fuente de recursos dinerarios por las tareas realizadas por los internos para el exterior. La necesidad de contratar los servicios y trabajos que antes realizaban legiones de pacientes, encareció sobremanera los costes de funcionamiento y mantenimiento de las decrépitas instituciones ya centenarias que progresivamente fueron cerrando sus instalaciones. Los terrenos fueron sin embargo codiciados por los inversores inmobiliarios, la otra parte que supo beneficiarse de la situación, sin respetar la mayoría de las veces el legado patrimonial arquitectónico que los imponentes edificios significaban.

A continuación, tras sobrepasar las fachadas exteriores, Payne, en línea con las corrientes fotográficas interesadas en retratar edificios desmantelados, se esfuerza en conservar para el recuerdo el abandono de interiores ruinosos, junto al contraste evocador de objetos olvidados aquí y allí, algunos de ellos anodinos, otros ciertamente inesperados o que nos hablan de la cotidianeidad que tuvieron que cobijar sus ahora peladas paredes.




















































































Fotos © Christopher Payne, 2002-2008.







Imágenes que trascienden las páginas del libro y que desde su publicación se vienen mostrando en forma de exposición.

Sin duda una obra estéticamente sugerente, acompañada de interesantes puntos de vista para el debate y que no ha pasado desapercibida, tal y como refleja este reportaje publicado en New Scientist y que merece la pena visitar para ver otras de las imágenes incluidas en el libro junto a pequeños textos acompañantes.


BIBLIOGRAFIA.




Payne, C. Sacks, O. Asylum. Inside the Closed World of State Mental Hospitals. The MIT Press. Massachusetts. 2009.




From sanctuary to snake pit: the rise and fall of asylums. New Scientist (edición digital). 30 octubre 2009. Accesible aquí.





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Descargo de responsabilidad: He utilizado las imágenes sin ánimo de lucro, con un objetivo de investigación y estudio, en el marco del principio de uso razonable - sin embargo, estoy dispuesto a retirarlas en caso de cualquier infracción de las leyes de copyright.Disclaimer: I have used the images in a non for profit, scholarly interest, under the fair use principle - however, I am willing to remove them if there is any infringement of copyright laws.

2 comentarios:

Wen Rizo dijo...

Una vez vi anunciada en el PPV la película y el trailer me intrigó.

No la vi.
Pero habrá que leer el libro.

Saludos
:)

Oscar Martínez Azumendi dijo...

Hola wEn Rizo (¡qué seudónimo tan curioso!)

Seguro que el libro hace más por la imagen de las personas con una enfermedad mental que la película homónima. Yo tampoco la he visto, pero en alguna ocasión he visto el cartel anunciador...

Saludos de vuelta y gracias por la visita.